sábado, 28 de enero de 2017

DEAD CHILD GAME

  Le odiamos. Desde que ha llegado a casa no ha dejado de llorar y de reclamar la atención de nuestra madre.
  Cuando nos preguntaron si queríamos tener un nuevo hermano, nosotros contestamos que no nos hacía ninguna falta. No nos hicieron caso y ahí le tenemos berreando todo el puñetero día.
  Con tanto ruido es imposible que podamos disfrutar de nuestro juego favorito: “Niño muerto”. Es un juego que, como su nombre indica, necesita de un silencio sepulcral o, al menos, de un poco de tranquilidad.
  Cada vez que nuestra madre no quería que hiciéramos algo siempre concluía la discusión con un: ¡Qué tal cosa ni qué niño muerto!.
  Nos encantaban aquellos “niños muertos”, así que decidimos convertirles en una parte esencial de nuestro entretenimiento. Si yo le decía a mi hermano: “niño muerto jugador de cartas”, él corría a buscar una baraja, se desplomaba en la mesa sujetando unas cuantas cartas, ponía los ojos en blanco y sacaba media lengua fuera. Después de casi dos horas sin mover un músculo, se incorporaba y me pasaba el turno: “niña muerta bailarina”.
  Cuando la sangre salpicó las cortinas nos dimos cuenta de dos cosas: la primera; que el vecino de abajo no mentía cuando decía que nos odiaba, la segunda; que nosotros sí lo hacíamos cuando decíamos odiar a nuestro hermano.
  Ahora, los tres podemos jugar a “Niño muerto” pero ya no nos divierte tanto.


The Nuevo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario